Blesa y Monzón acaban de hacerse un nuevo favor mutuo. Es una vieja relación que siempre ha funcionado en doble sentido con fluidez, por lo menos desde que Blesa llegó a Caja Madrid. La caja madrileña acaba de adquirir un 5% más de Indra a buen precio y roza ya el 20% que le convierte el accionista de referencia por mucho que para la caja sea una participación financiera. Ese nuevo 5% tiene dos efectos inmediatos. Por un lado, le quita a Unión FENOSA la posibilidad de vender su 15% con prima porque ya hay un accionista mayor. Segundo, aleja la posibilidad de que el nuevo propietario de la eléctrica, Gas Natural, tenga tentaciones de intervenir, un fantasma que sólo era eso porque GN no parecía muy dispuesta a mantener la participación. Pero su venta en bloque hubiera dado entrada a otro accionista con las mismas posibilidades que el vendedor. Ahora ya no existe ese peligro. Caja Madrid se convierte en principal accionista de una de las mejores empresas españolas y modelo de gestión. Y basta con que esta situación dure, al menos, hasta la primavera. Por cierto, esta operación ha dejado en un segundo plano el retraso -lógico- de la colocación de Cibeles. Todos contentos.