Brasil se metió en su final con más pena que gloria. Dejó mucho que desear en una primera parte soporífera. Antes de que Neymar apareciese por primera y única vez en la primera parte, acción que le sirvió a Fred para hacer el primer gol del partido, los uruguayos comprobaron como la suerte les giraba la cara. Diego Forlán erró un penalti con el marcador a cero. Empató Uruguay nada más arrancar el segundo acto y cuando todo parecía encaminado a la prórroga, Paulinho, en el minuto 86, en un córner botado por Neymar dio el triunfo a los anfitriones abriendo las puertas de la final del domingo, ojalá, contra España.
La Roja tampoco lo va a tener fácil ante Italia. El balance histórico está muy igualado. Ambas selecciones se han enfrentado 31 veces, con nueve victorias para los españoles, diez victorias para Ios trasalpinos y doce empates. Pero el choque de hoy será tomado por la escuadra `azzurra´ como la venganza del duro varapalo a que fue sometido por La Roja en la final de la Euroocopa de 2012 en el estadio Olímpico de Kiev (4-0).
Es posible que Del Bosque no descarte volver al `falso 9´ por medio de Cesc Fábregas , aunque el azulgrana, que estaba completando un gran torneo formando sociedad con Iniesta, tampoco se ha entrenado al cien por cien estos días. Por lo visto en los entrenamientos, David Silva podría ocupar el puesto de Fàbregas, el otro cambio posible en una alineación fija en el resto de puestos. Pero habrá que apostar por la formación de gala integrada por Casillas, Arbeloa, Ramos, Piqué, Alba, Busquest, Xavi, Iniesta, Cesc, Soldado y Pedro.
Mayores quebraderos de cabeza afronta Prandelli, que se ha quedado sin su mejor arma ofensiva, Mario Balotelli, y sin el lateral derecho, Ignazio Abate, ambos baja para el resto del torneo por lesión. A estas ausencias se unen las dudas de Andrea Pirlo y Riccardo Montolivo. El `faro´ del equipo parece recuperado de su contractura y apunta a la titularidad, objetivo que tiene más difícil el milanista. De esta forma, la principal duda italiana pasa por la punta del ataque, donde la experiencia de Alberto Gilardino podría pesar más que la pujanza de El Shaarawy en la decisión de un Prandelli que ha reconocido su inferioridad. "Es un equipo casi imposible de derrotar, es el equipo más fuerte del mundo, pero tampoco es perfecto", ha avisado.
Y por si le faltaba algo más de morbo al partido, la FIFA ha designado para dirigirlo al británico Howard Webb, quien pitó la final del Mundial 2010, recordada por la salvaje patada de De Jong a Xabi Alonso que saldó con una tarjeta amarilla.