El ‘huracán’ de Robert Allen Stanford no descansa ni deja descansar. Reedita las vergüenzas de la SEC y de Barack Obama con cada nuevo soplo. Manchó por segunda vez la credibilidad de la SEC, dribló a las autoridades con una semana de fuga y empaña hasta las vitrinas de la vicepresidencia: un fondo de hedge funds gestionado por el hijo y el hermano del vicepresidente de EE UU, Joe Biden, era comercializado en exclusiva por el magnate texano, acusado de un fraude de 8.000 millones de dólares.